Por Franco Iberico Lozada
“Los videojuegos son violentos”,
“jugar mucho te daña el cerebro”, “te vuelve un adicto”.
Estas son muchas de
las afirmaciones que se suelen escuchar acerca de los videojuegos, y esto es
así gracias a los medios. Las pocas noticias que se exhiben sobre videojuegos
son acerca de escándalos basados más en el sensacionalismo y el desconocimiento
que en la objetividad de información. ¿Pero qué tan cierto son aquellas
afirmaciones?
Adicción, violencia, trastornos en la
personalidad, sexismo y otros temas son los que los medios han tomado como
puntos para poder satanizar los videojuegos. Estos no hacen más que desinformar
a la sociedad y alimentar los prejuicios sobre los videojuegos y sus jugadores.
Las investigaciones han logado desmitificar muchos de estos tópicos pero esta
información es poco conocida ya que se limita a un público especializado
mediante revistas para profesionales en la psicología y la educación.
Por años se ha dicho que los videojuegos
vuelven adictos a sus jugadores. La
palabra “adictivo” no es igual a “algo que crea adicción”. Adicción significa
“la dependencia, a una sustancia o actividad, de tal intensidad que altera el
habitual funcionamiento fisiológico, psicológico y comportamental de la
persona” por lo tanto se entiende que un
adicto a los videojuegos cambia su estilo de vida y termina siendo dominado por
estos. Mientras que la palabra “adictivo” es un término al que los jugadores le
han dado un significado muy personal, muy lejano de ser negativo, sino todo lo
contrario, es usado con una total naturalidad, con la premisa de que un buen
videojuego ha de ser tanto jugable como adictivo.
Ludopatatia |
Es cierto que una pequeña cantidad de
jugadores termina siendo adicto, pero estos adictos pertenecen al grupo que
existe en cualquier otro conjunto de
personas, por ejemplo, los adictos al trabajo, a la televisión, etc. Según
Ricardo Tejeiro, doctor en Psicología y en Periodismo en la Universidad de
Málaga (España), los videojuegos no constituyen un peligro para la mayoría de
los usuarios, al menos mientras su conducta de juego sea conocida y, en cierto
grado, "controlada" por los adultos en caso de niños o por los
propios jugadores. Esto deja en claro que la adicción es una patología
independientemente de los videojuegos. Cuando vemos en las noticias que un
joven ha muerto por estar jugando varias horas sin comer y sin dormir es porque
ya presenta esta patología antes de haber jugado, pero los medios de
comunicación generalizan este caso aislado con los demás jugadores haciendo ver
que todos terminan de esta manera. Con las epilepsias es el mismo caso. Los
medios parecen afirmar que la causante de esto son las luces intermitentes que
se producen durante el juego; pero según Juan Alberto Estallo, psicólogo de la
Universidad de Barcelona, raras veces se suele aclarar que las crisis
epilépticas supuestamente ocasionadas por los
videojuegos no son más que la manifestación de un trastorno ya existente.
La violencia en los videojuegos es otro
punto de crítica. Albert Bandura, psicólogo ucraniano-canadiense, demostró que
los contenidos violentos en la televisión influyen en el comportamiento de los
niños. Esto hizo que surgiera la idea de que con los videojuegos pasaría lo
mismo. Sin embargo, Bandura dijo en su día que la violencia televisada inducirá
comportamientos agresivos solo en determinadas circunstancias, entre ellas, que
los actos violentos que el niño ve en televisión sean categorizados por éste
como legítimos o no prohibidos. Por lo tanto la categorización que hacen estos
depende de la familia y los compañeros. No hay duda de que existen videojuegos
violentos, pero esto no quiere decir que este abierto para todo tipo de
público, lo mismo pasa con las películas.
Los investigadores están de acuerdo en reconocer que en un número determinado de videojuegos se pueden ver actitudes violentas. Pero las investigaciones no muestran evidencias claras sobre los efectos de estos contenidos en los jugadores. Citando al doctor Pere Marques, profesor del Departamento de Pedagogía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona:”Hemos de admitir que la contemplación de los telediarios y la lectura de las noticias de los periódicos proporcionan muchos más ejemplos de violencia y de comportamientos indeseables que los videojuegos, con el terrible añadido de que no constituyen unauna ficción."
Los videojuegos permiten el ejercicio de la fantasía, el desarrollo de la interacción social (aunque se piense lo contrario), estimula el aumento de la atención, reflejos y el autocontrol, etc. Lo más importante no es prohibir sino informar, ahora se sabe que no está demostrado que los videojuegos produzcan efectos negativos en los jugadores.
Los investigadores están de acuerdo en reconocer que en un número determinado de videojuegos se pueden ver actitudes violentas. Pero las investigaciones no muestran evidencias claras sobre los efectos de estos contenidos en los jugadores. Citando al doctor Pere Marques, profesor del Departamento de Pedagogía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona:”Hemos de admitir que la contemplación de los telediarios y la lectura de las noticias de los periódicos proporcionan muchos más ejemplos de violencia y de comportamientos indeseables que los videojuegos, con el terrible añadido de que no constituyen unauna ficción."
Los videojuegos permiten el ejercicio de la fantasía, el desarrollo de la interacción social (aunque se piense lo contrario), estimula el aumento de la atención, reflejos y el autocontrol, etc. Lo más importante no es prohibir sino informar, ahora se sabe que no está demostrado que los videojuegos produzcan efectos negativos en los jugadores.